lunes, 17 de junio de 2013

Gestión de una crisis empresarial: El caso Festina

Cómo gestionar bien una crisis

No son pocas las empresas que han tardado años en superar una crisis acompañada de titulares de prensa que han destrozado su reputación o que, sin más, no han sobrevivido a ese problema. La crisis llega sin avisar. Debemos estar preparados para que, si llega, podamos convertir, si es posible, ese desastre corporativo en una oportunidad para salir reforzados.


 
           
El valor de la comunicación ante una crisis:


Una buena gestión de la comunicación es fundamental para resolver o minimizar el impacto de cualquier crisis que sacuda a la empresa. La imagen, lo que percibe el consumidor o el mercado, es una suma de acciones y un cúmulo de detalles que es preciso conocer para poder gestionar adecuadamente cualquier situación conflictiva. Una decisión errónea, seguida de un titular periodístico, puede acabar de un plumazo con el trabajo de muchos años y con el crédito ganado a pulso día a día.

Los datos también explican que tan sólo el 10% de las empresas que padecen algún problema grave aprovechan esta circunstancia para corregir errores, sacar conclusiones y, además, salir fortalecidas. Existen multitud de situaciones que pueden provocar una crisis empresarial: el cierre de una planta, los “recortes” de personal, la retirada del mercado de un producto defectuoso (o no), la contaminación ambiental, el robo de información privilegiada, la corrupción como forma de gestión, las fusiones empresariales, los expedientes de regulación de empleo, las deslocalizaciones, un fallo humano con consecuencias para la salud o seguridad de los consumidores, una espectacular nevada que deja a multitud de ciudadanos atrapados en la carretera ante la impotencia de los responsables de protección civil, etc. Son situaciones que pueden llamar la atención de los medios de comunicación y aparecer en titulares ese mismo día, que afectan por igual a empresas familiares, pequeñas y medianas compañías, y multinacionales, y que requieren la intervención de sus máximos responsables.

¿Cómo prepararnos para algo que no sabemos cuándo, cómo ni dónde ocurrirá? Con prevención. Prevención es la palabra clave.

Si llega la crisis:

Convocar con carácter de urgencia al comité de crisis, en el que deberán integrarse, como mínimo, el director general o algún máximo responsable de la empresa, el asesor jurídico y un especialista en comunicación. Esto requiere haber contemplado de antemano la posibilidad de que en la empresa se dé una crisis.

            Intentar ganar tiempo obteniendo la máxima información mientras el comité de crisis adopta las primeras medidas. Los primeros minutos son fundamentales.

            Elaborar los primeros mensajes por poca que sea la información disponible, y ordenar la información en función de los datos objetivos, evitando ofrecer opiniones o valoraciones. Hay que huir de la tentación de cerrarse en banda o de “tirar pelotas fuera” culpando a terceros sin tener la confirmación de las responsabilidades.

            Decir siempre la verdad. La mentira nunca es rentable y en toda situación de crisis, tarde o temprano, se sabe la verdad. La verdad, además, genera siempre buena reputación y, a la postre, beneficios económicos.

            Mantener la serenidad y la mesura en las formas. Los impulsos y las improvisaciones son malas consejeras.

            No gestionar nunca la crisis en solitario. Confíe en su equipo, lidere el proceso y trate de restar tensión ambiental. La probabilidad de que se gestione correctamente una crisis sin ayuda de especialistas es mínima.



            Dar a entender que la prioridad es la salud o la seguridad de las personas, en caso de que esté en juego. Se debe mostrar interés por ellas lo antes posible y ofrecer ayuda y colaboración para lo que precisen.

            Ser diligente en las acciones a realizar. Aunque es importante no precipitarse, no lo es menos ser consciente que en las crisis el tiempo transcurre más rápido que de costumbre y todos los afectados esperan soluciones eficaces e información veraz a la mayor brevedad posible.

          
            Evite siempre:

            Transmitir sensación de parálisis o hacer silencio como respuesta. El no hacer nada y esperar que el tiempo resuelva el problema sin poner la más mínima estrategia encima de la mesa.

            Dejar transcurrir las horas sin informar a los afectados, a los medios, a la sociedad, a las autoridades, etc.

            Culpar a los demás para intentar desviar la atención o crear confusión para repartir culpabilidades y no afrontar el tema con seriedad y rigor. Mirar al pasado para buscar el origen que provocó la crisis y descuidar el presente y el futuro de los pasos inmediatos que se deben articular, sólo hace que la crisis se nos vaya de las manos. La investigación de los hechos ya dirá en su momento lo que tenga que decir.

            Prepararse para una posible crisis:

            Conocer a fondo la situación en la que se encuentra la empresa. Es conveniente realizar una auditoría para detectar posibles puntos débiles y corregirlos.

            Elaborar el manual de crisis, que debe contemplar todos los aspectos y escenarios posibles. En primer lugar, debe definir qué es una crisis y qué no. También quién debe formar el gabinete de crisis, el modo de atender las llamadas, cómo debe responder la persona que atiende el teléfono, a quién debe pasar las llamadas, cómo contactar con las personas necesarias para enfrentarse a la crisis... El manual debe elaborarse “a medida” de la empresa, porque debe recoger las características, cultura y valores de la organización. No sirven, por tanto, copias adaptadas de otras empresas del sector. Es interesante disponer del manual en papel y online.

            Contar con un gabinete de crisis.


            Designar y preparar a un portavoz que representa a la empresa ante las demandas de información por parte de los medios, trabajadores, proveedores, clientes... Debe ser una persona que conozca muy bien la empresa, con dotes de comunicación, que muestre una disposición abierta y transparente, y que transmita los mensajes que elabore el comité de crisis.

            Realizar simulacros de crisis, de manera que la empresa compruebe la reacción de la organización ante este tipo de situaciones y si todos los mecanismos y medidas previstos son válidos y dan los resultados deseados.

  
Una crisis con final feliz: el caso Festina

“He pasado los peores momentos de mi vida”. Esta frase pertenece al presidente del grupo Festina-Lotus, una empresa española pionera en el patrocinio deportivo que siempre apostó por el ciclismo, tanto con un equipo profesional como en otras acciones de publicidad institucional y de marca. El llamado “Caso Festina” acaparó, durante el verano de 1998, las portadas de los principales diarios de información de todo el mundo y, sin excepción, de la llamada prensa deportiva. Y no sólo en Francia, sino también en otros países donde el ciclismo cuenta con muchos seguidores. La empresa se enfrentó a la peor crisis de su historia como consecuencia de la eliminación del equipo Festina en el tour de Francia por un asunto de dopaje. El caso Festina tenía abiertos varios frentes de crisis además del deportivo, ya que se tocaban aspectos judiciales, empresariales, publicitarios, institucionales y políticos. No había tiempo que perder, y el objetivo de Festina era intentar equilibrar el efecto negativo que para la marca de relojes y para la empresa podía suponer un escándalo de dimensión internacional, y salvaguardar la historia y prestigio de una marca líder de ventas en Europa. Abordando la crisis de frente, la empresa optó por una política de transparencia que fue muy bien acogida por la opinión pública.

El grupo deportivo Festina decidió enarbolar la bandera antidopaje y se convirtió en un referente en este campo en todo tipo de instancias.

Se explicaron las acciones que la empresa estaba llevando a cabo ante el caso. Los medios de comunicación reconocieron el esfuerzo de la empresa y su compromiso con el respeto a las normas de conducta deportiva, y ayudaron a restaurar el daño causado. Finalmente, la empresa se ahorró los más de 6 millones de euros que estaba dispuesta a gastarse en publicidad para afrontar la crisis, gracias a un exhaustivo programa de comunicación que seguía las recomendaciones del llamado comité de crisis externo que contrató in extremis, en una situación prácticamente desesperada, ante el aluvión de noticias negativas y adversas.

El presidente de la compañía, Miguel Rodríguez, y todo su equipo directivo, siguieron los consejos del comité de crisis, lo que hizo que la comunicación, tanto interna como externa, fluyera de una forma rápida, positiva y ejemplar. La crisis se convirtió de este modo en una oportunidad que aprovechó la empresa para salir fortalecida en aquellos mercados donde era líder en ventas: no sólo no desapareció, sino que, seis años después, vende más de tres millones de relojes al año en más de sesenta países y factura 180 millones de euros.


sábado, 15 de junio de 2013

Celebración de un cóctel

Los Invitados

      Lo habitual, si vas a organizar un cóctel es que lo hagas a una hora a la que puedan acudir todos los invitados después de trabajar. Las 19:30 es una buena hora para citarles, ya que a las 20:30 ya estará todo el mundo en el lugar de celebración.



 
Organización de la comida
                             
        Un camarero puede atender en un cóctel a veinticinco invitados aproximadamente, si quieres ahorrarte el servicio de camareros, te aconsejamos que coloques alguna mesa auxiliar en un lugar estratégico con refrescos, bebidas con alcohol, sin alcohol, bocaditos salados, dulces, y servilletas para que los invitados puedan servirse a modo de buffet. Si los invitados exceden de 15, es preferible que las bebidas sean servidas por algún camarero para evitar aglomeraciones.



 
        La comida en las bandejas se puede colocar con cierta elegancia y originalidad, creando una buena apariencia en los platos que nos den ganas de probarlos y tengan toques originales.

        Los platos para un buffet suelen ser platos llanos grandes, para que puedan contener una pequeña muestra de la gran variedad de comida que podemos elegir.

        Para recibir a los invitados, te aconsejamos que sirvas una copita de cava o de champagne. Añade un toque de elegancia y exquisitez.

        También puedes contratar un catering.

¿Qué podemos poner de aperitivo?

         La variedad con la que contamos es tan amplia, como imaginación y presupuesto tengamos. La elección del menú tendrá importantes condicionantes: la edad de nuestros invitados, la época del año, la hora de la comida (si es almuerzo o cena), etc. Podemos confeccionar un menú sencillo pero variado: bocaditos salados variados, frutos secos, brochetas frías, sandwiches (troceados), algún tipo de embutido y cualquier otro tipo de canapé (hay cientos de variedades y combinaciones).


                                         
 

        Una buena idea es la de ofrecer a nuestros invitados productos de nuestra tierra. Si optamos por poner como aperitivo jamón ibérico, hay que calcular que haya unos 150 gramos por persona.

        La presentación de la comida y de la mesa debe lucir llamativa, a la vez que variada. Se pueden combinar distintos tipos de fuentes, bandejas, cestas para el pan y bollos, bandejas para los cubiertos, etc.

 

En lo referente a las bebidas:

        Siempre deben ser acordes con el tipo de comida que vamos a ofrecer, hay que tener una cierta variedad para poder cumplir con los gustos de nuestros invitados. Para que no nos quedemos cortos con las bebidas debemos tener en cuenta que una botella de vino rellena aproximadamente 8 copas, es decir, para cuatro personas en un cóctel y 3 personas en una cena.

        Si lo que organizamos es un banquete con mesas de 8 personas, en cada mesa debe haber 2 botellas de vino tinto. Si hay pescado o marisco serían dos de vino blanco. Probablemente nos sobrará, pero deben tener la opción de repetir.

       No nos olvidemos del agua, 2 botellas de litro sin gas y 0,5 con gas. Respecto al champagne, debemos tener en cuenta que no se toman más de dos copas por persona, una botella puede compartirse entre 5 ó 6 personas fácilmente.

       En la sobremesa podemos ofrecer un licor o copa. Hay que tener en cuenta que cada invitado puede consumir 1,5 bebidas entre copas y licores. En caso de continuar la celebración tras la cena, podemos considerar que cada invitado puede tomar de media entre 2,5 a 3 copas. No obstante tendremos que tener en cuenta, tanto en la comida, como en toda la celebración, la edad de los invitados.

       Es importantísimo procurar que no escasee el hielo al final del evento, algo que con frecuencia suele ocurrir. Para ello tendremos prevista una bolsa para 8 copas por persona, y en función de los invitados que tenga nuestro evento.

       Siguiendo estas recomendaciones y poniendo toda nuestra ilusión, conseguiremos ser los anfitriones perfectos.

 


domingo, 9 de junio de 2013

Sintoísmo


En este nuevo post os voy a hablar del Sintoísmo, religión de Japón y el protocolo que se sigue en una boda y en un funeral. A algunos os sonara ya que hice una exposición de ello en clase. Pero me ha parecido interesante volver a recordarlo.

En un principio, esta religión no tenía nombre; hasta la introducción del budismo en Japón (durante el siglo VI) desde Corea. Una de las denominaciones que recibió el budismo fue Butsudo, que significa "la Vía del Buda". A fin de poder diferenciar el budismo de la religión nativa, ésta pronto llegó a ser conocida por el nombre de shinto. Este nombre, Shin-to, procede de una antigua palabra china que significa El camino de los Dioses. Los japoneses escogieron utilizar un nombre chino para su religión porque en ese tiempo, el chino era la única lengua que tenía escritura en Japón, ya que no se había desarrollado aún la escritura de su propio idioma.
El Sintoísmo es la antigua religión japonesa que rinde culto a los antepasados convirtiéndolos en Kamis, pequeños dioses de la naturaleza a los que los sintoístas adoran. El sintoísmo, que combina el animismo con el culto a los antepasados, es considerado como la religión originaria de Japón.


Además de los santuarios, (cada santuario se dedica a un Kami divino y a él se accede a través de un Torii, una puerta especial para los dioses), en cada hogar existe un Mitayama (casa augusta de las almas). El Mitayama consiste en un pequeño cofre de madera blanca donde, una vez abierto, se coloca el Tamashiro (marca de almas). El Tamashiro es una tabla de madera también blanca donde, según la tradición sintoísta, ha de entrar el alma. En el Tamashiro están escritos los nombres de cada antepasado, precedidos por la palabra Mikoto (personaje ilustre) con su fecha de defunción y la edad que tenía al morir.
Existen pocos textos sagrados, algunos de ellos están siendo traducidos al inglés y fue considerada la religión del Estado hasta 1945.
El Sintoísmo no posee una deidad única ni predominante, ni reglas establecidas para la oración, aunque sí cuenta con narraciones míticas que explican el origen del mundo y de la humanidad, templos y festivales religiosos a los que acuden millares de personas en fechas señaladas. Aunque el sintoísmo no se basa en dogmas o en una teología compleja, a los japoneses les ha dado un código de valores prácticos, ha moldeado sus comportamientos y determinado su forma de pensar. Existen templos donde se puede adorar a las diferentes deidades cuando se siente la necesidad de hacerlo.

Tipos de Sintoísmo:
Los principales tipos de sintoísmo guardan cierta relación entre sí.
·       Koshitsu Shinto (Shinto de la Casa Imperial): Son los realizados por el emperador.

·       Jinja Shinto (Santuario Shinto): Es la adoración a los dioses profesada en templos o capillas. Es considerada como la forma original de la religión.

·       Shuha Shinto (Sectas Shinto): Es una variante, se acerca más al budismo y al confucionismo y la escuela del Ying y el Yang.

·       Minzoku Shinto (Shinto Folclórico): La fe que era comúnmente practicada por personas comunes sin necesidad de ser sistematizada. Son los ritos relacionados con los pasajes de la vida y el paso del año.
 


Prácticas:
·       Cada santuario se dedica a un Kami específico. Al entrar en un santuario, se pasa a través de un Torii, una puerta especial para los dioses, que marca el paso entre el mundo finito y el mundo infinito de los dioses.
·       En el pasado, los creyentes practicaban el rito de purificación o "misogi", consistente en el lavado de sus cuerpos en un río cercano al santuario. Actualmente solamente se lavan las manos y enjuagan sus bocas en lavabos proporcionados por el santuario.
·       Los creyentes respetan a los animales como mensajeros de los dioses. Es por esto que un par de estatuas "koma-inu" (perros protectores) se encuentran siempre en el santuario.
·       Las ceremonias del templo, incluyen la limpieza, las ofrendas, los rezos, y las danzas dirigidas al Kami.
·       Los Kagura son danzas rituales acompañadas por instrumentos musicales antiguos.
·        En muchos hogares se da un lugar central a los dioses con un altar llamado "Kami-dana".
·        Los Origami (figuras de papel): Éste es un arte popular japonés en el cual se pliega el papel para dar como resultado una gran variedad de hermosos diseños. Se ven a menudo alrededor de los santuarios de Shinto. Por respeto al árbol del cual se extrajo el papel para construir el origami, este nunca se corta.
 


Una boda sintoísta:
Las bodas tradicionales sintoístas tienen lugar en un templo (jinja) al que sólo acude la familia más cercana y algunos pocos amigos de la pareja. La novia va de blanco de pies a cabeza para demostrar su pureza ante los dioses vistiendo un kimono y una capucha blanca llamada wataboshi que cubre el Tsunokakushi, un elaborado peinado con un tocado que esconde los “cuernos de los celos” de la novia; símbolo de su predisposición a convertirse en una esposa dulce y dispuesta. El novio por su parte siempre utiliza un kimono negro.

        

Como en todos los ritos sintoístas, la ceremonia empieza con un ritual de purificación (shubatsu) en el que los novios intercambian un rosario (juzu) y, de un tiempo a esta parte bajo la influencia occidental, también los anillos. A continuación el sacerdote recita una plegaria y procede con el sansankudo, (literalmente, el tres nueve) mediante el que los novios sellan su unión y manifiestan el deseo de alcanzar la felicidad suprema.


Durante el ritual las miko (el equivalente shinto de los monaguillos) ofrecen sake sagrado (o-miki) a los novios en tres pequeños cuencos lacados (sakazuki) para que beban de ellos en un determinado orden (cada cuenco tiene un tamaño, de más pequeño a mayor) y acercándoselo a la boca dos veces para beber solo a la tercera (nueve intentos y tres tragos). El tres representa el Cielo, la Tierra y el Ser Humano.
Terminado este ritual, la pareja expresa sus votos antes sus familiares (juntos o por separado) concluyendo el sacerdote con unas palabras que cierran la ceremonia religiosa. Los recién casados agradecen la asistencia a los invitados y dan paso a la fiesta, Hirou no Gui, donde celebran la unión junto al resto de familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc…
Durante el banquete, los amigos hacen un pequeño homenaje al novio (al contrario que en occidente, el protagonista de la ceremonia es el novio y no la novia) hablando de su vida y las cosas buenas que ha hecho; pero antes lo habitual es que estos se cambien de ropa sustituyéndolas por sus equivalentes occidentales.








La muerte en el Sintoísmo:
Como muchas religiones antiguas, el sintoísmo busca la máxima proximidad entre los difuntos y los vivos. Prueba de ello son sus cementerios: siempre ajardinados, son cercanos a las zonas habitadas. Los vivos, en busca de protección, visitan a sus difuntos regularmente para rendirles tributo con rezos y ofrendas, especialmente ante un viaje o cualquier gran acontecimiento.

Los ritos funerarios tienen una gran importancia para los sintoístas. Una vez colocado el cuerpo del difunto en el ataúd, que ha de ser preferentemente de madera blanca, los allegados colocan en él los objetos que el difunto usaba en vida: un abanico, un sable, un espejo… Y frente a la caja una copa con ofrendas, agua, arroz y sal.
Para conducir el alma del difunto, o Mitama, al Tamashiro, un sacerdote sintoísta recita una plegaria frente al Mitayama. Sus puertas deben abrirse para que el alma del difunto pueda entrar y ocupar su puesto en el templo en miniatura y así comunicar parte de su presencia al Tamashiro.
Llegado este punto, el alma es agasajada con ofrendas de arroz, flores, licor de arroz, ramas de pino atadas con cintas blancas, frutos y lamparillas de aceite. Así el Mitama se une en el Mitayama a la tablilla o Tamashiro de los antepasados y ya puede ser adorado por sus descendientes: se ha convertido en un Kami.

Desde la entrada del budismo en Japón en el siglo VI, este ha ejercido una profunda influencia sobre el Shinto. Ambas religiones definen la religiosidad nipona, los japoneses suelen practicar los ritos de ambas tradiciones según la naturaleza de la ocasión (suelen preferir el Shinto para los rituales de nacimiento y matrimonio, y el budismo para los ritos funerarios).
Espero que os haya parecido interesante.

ありがとう

sábado, 8 de junio de 2013

Evita y el protocolo

Hola a tod@s aquí estoy con un nuevo post.
No sé si alguno de vosotros habrá visto la mini serie que ha emitido La 1, en dos jueves consecutivos, titulada “Carta a Eva”.
Dirigida por Agustí Villaronga, la serie narra la visita de Evita a España en 1947, cuando era la primera dama argentina. La actriz Julieta Cardinali es la encargada de darle vida. Junto a ella, comparten protagonismo Ana Torrent, quien interpreta a Carmen Polo (esposa de Franco), y Nora Navas en el papel de Juana Doña, la última líder comunista condenada a muerte en España.
Eva Perón llegó de visita a España el 8 de Junio de 1947 con el cargo de primera dama y con el papel de comportarse como la embajadora argentina durante su gira por la vieja Europa. Su avión aterrizó en Barajas donde la esperaba el general Franco acompañado de su mujer y su hija. Una vez la recogieron, el séquito formado por una pequeña caravana de coches recorrió diversas calles de Madrid hasta llegar a la Plaza de España. Durante el trayecto la muchedumbre se agolpaba a cada lado de cada una de las calles que componían el itinerario, y al paso de la comitiva agitaban las banderas de ambos pueblos que previamente les habían sido suministradas. Las crónicas escriben que más de medio millón de españoles salieron a la calle a aclamarla.

Dicen que Evita impresionó al general Franco por su carisma y su fortaleza, y sin embargo ella al contrario quedó decepcionada con el general español, tal vez porque rápidamente percibió que Franco no era el amigo de aquellos descamisados a los que ella amaba. Evita se encontró con una España de posguerra que se recuperaba muy lentamente de las heridas de la Guerra Civil, nada que ver con el intenso proceso de reformas en el que Argentina se había embarcado. En su gira por España Evita comenzó uno de sus discursos diciendo: “queridos descamisados de España, tenemos que evitar que haya tantos ricos y tantos pobres, las dos cosas al mismo tiempo. Menos pobres y menos ricos…”, y evidentemente éste no era precisamente el discurso que congeniaba con el pensamiento de Franco, cuyo apoyo venía sobretodo de las clases acomodadas.
Por la noche se realizó en su honor una comida de gala en la que el matrimonio anfitrión debió esperarla cerca de dos horas, al parecer por desaciertos de su asistenta personal en complacerla con el peinado que reclamaba. En esa velada actuaron para ella Lola Flores, Carmen Sevilla, Manolo Caracol y Juanita Reina. Este fue uno de los muchos desplantes hacia el protocolo de Evita. En la serie se pueden observar varios de esos "saltos" en el protocolo que han siendo una serie de televisión no son muy de extrañar en el carácter de Evita. Incluso para el indulto de Juana Doña.
Fue apretada la agenda e intenso el periplo por distintas ciudades hasta que el 24 de junio, el matrimonio Franco la despidió en el aeropuerto de Barcelona.
 El carácter de Evita era tan fuerte que no dejaba indiferente a nadie, incluso entre las gentes de su propio pueblo se granjeó rápidamente un buen número de enemigos. Evita nunca mantenía su boca cerrada, y atacaba con vehemencia a los mismos que la criticaban, exacerbando ese odio de los ricos contra ella. Además Evita representaba simbólicamente todo un ataque hacia su status social, al ser una simple actriz de teatro de origen humilde que tras casarse con el coronel Juan Domingo Perón se había convertido en la Primera Dama argentina.

miércoles, 29 de mayo de 2013

¿¿Cómo sentar a un asesino a la mesa??

NORMAS DE PROTOCOLO SEGÚN LEONARDO DA VINCI
Todos conocemos a estas alturas, la diversidad de materias en las que el genial Leonardo Da Vinci destacó, pero quizás una de las menos conocidas y más controvertida sea su faceta de experto gastronómico.
Leonardo, entre otras muchas cosas, ideó el extractor de humos, la máquina de fabricar pasta, el sacacorchos para zurdos, la rebanadora de huevos duros, la batidora, el picador de ajos, las servilletas, los tenedores de tres dientes, el molinillo de especias…
En su juventud trabajó de camarero en la taberna “Los Tres Caracoles” junto al Ponte Vecchio de Florencia, llegando a dirigir su cocina tras la muerte por envenenamiento de todos sus cocineros.
Comenzó entonces a introducir grandes innovaciones en la cocina que no fueron comprendidas por sus clientes habituales, lo que le obligó a dejar el puesto para salvar la vida.
En 1478, montó un nuevo “restaurante” junto a su amigo Sandro Boticelli, con el nombre de “La Enseña de las Tres Ranas de Sandro y Leonardo”, pero no tuvo mucho éxito, ya que servían comida “rara” y “escasa”.


Fue el primero en dar importancia tanto a la presentación de los alimentos como a su sabor, sentando las bases de la cocina moderna. Además marcó la necesidad de tener agua corriente en la cocina, cuando solo se usaban pozos y cubos, y de llevar a cabo una limpieza constante del suelo de la misma, diseñando un sistema de desagüe con este propósito.
Era tanto el interés de Da Vinci en este campo, que incluso preparó un menú especial, sobre el que basó su famosa obra “La última cena”.


En el año 1482, con apenas treinta años de edad llega a la corte de Ludovico Sforza, Duque de Milán, un polifacético Leonardo da Vinci es contratado como organizador de fiestas.
Las fiestas que organiza Leonardo y sus diferentes diseños en otros campos para Sforza están llenas de efectos especiales con mecanismos complicados y novedosos como marionetas, autómatas, fuentes de aguas coloridas, surtidores de fuego, fábricas de espuma, máquinas de humo, grandes orquestas y disfraces sorprendentes.
Los años que Leonardo sirve a ‘El moro’ -que es como muchos llamaban al duque- le permiten tomar notas de su comportamiento en algunos aspectos, y en especial en la mesa, que luego las plasmaría en un libro llamado ‘Notas de cocina’.  Leonardo relata cómo el duque tenía la costumbre de amarrar pieles de conejos, adornados con cintas, a las sillas de sus convidados de manera que se pudieran limpiar en sus lomos las manos impregnadas por la grasa de los alimentos a la manera de nuestra actual servilleta.
Y es dentro de este campo, en el que a Da Vinci se le atribuye la realización de un compendio de recetas, notas de cocina, ideas sueltas y normas protocolarias a seguir en el momento de sentarnos a la mesa, se trata del denominado: Codex Romanoff.
Entre las joyas que podemos encontrar en este Códice figura quizás el origen del BOCADILLO:
El pan y la carne I:

Me he puesto a pensar en tomar un trozo de pan y colocarlo entre dos pedazos de carne, mas ¿cómo deberé llamar este plato?.
El pan y la carne II:

¿Y si dispusiera la carne entre dos trozos de pan?.
El pan y la carne III:

(…) La rebanada de carrillo de buey deberá ir entre sendos pedazos de pan y no al revés. Será un plato como no se ha visto nunca antes en la mesa de mi señor Ludovico Sforza. Ciertamente, se podría disponer toda suerte de cosas entre los panes: ubres, testículos, orejas, rabos, hígados. Los comensales no podrán observar el contenido al entrarle con sus cuchillos. Lo llamaré, por esta razón, pan con sorpresa”.
También nos habla de la forma correcta de sentar a un ASESINO en nuestra mesa…
”Si hay un asesinato planeado para la comida, entonces lo más decoroso es que el asesino tome asiento junto a aquel que será el objeto de su arte, y que se sitúe a la izquierda o a la derecha de esta persona dependerá del método del asesino, pues de esta forma no interrumpirá tanto la conversación si la realización de este hecho se limita a una zona pequeña. En verdad, la fama de Ambroglio Descarte, el principal asesino de mi señor Cesare Borgia, se debe en gran medida en su habilidad para realizar su tarea sin que lo advierta ninguno de los comensales y, menos aun, que sean importunados por sus acciones. Después de que el cadáver, y las manchas de sangre, de haberlas, haya sido retirado por los servidores, es costumbre que el asesino también se retire de la mesa, pues su presencia en ocasiones puede perturbar las digestiones de las personas que se encuentran sentadas a su lado, y en este punto un buen anfitrión tendrá siempre un nuevo invitado, quien habrá esperado fuera, dispuesto a sentarse a la mesa en ese momento”.
Entre la serie de normas de comportamiento general de los comensales encontramos las siguientes:
“Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado. No poner una pierna encima de la mesa. No sentarse debajo de la mesa en ningún momento”.
“No poner la cabeza sobre el plato”.
“No tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que tenga su conocimiento”
“No poner trozos de su propia comida, o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos”
“No enjugar el cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa”
“No utilizar su cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa”
“No tomar comida de la mesa y guardarla en su bolso o faltriquera para comerla más tarde”.
“No ha de escupir ni hacia delante ni hacia los lados”
“No ha de pellizcar o golpear a su vecino de mesa”.
“No ha de prender fuego a su vecino de mesa, mientras esté en la mesa”.
“No ha de poner los ojos en blanco, ni caras horribles, ni cantar o vociferar, ni hacer ruidos o bufidos”.
“No cantar ni proponer acertijos obscenos si está sentado junto a una dama”.
“No ha de dejar sus aves sueltas sobre la mesa”.
“Ni tampoco serpientes ni escarabajos”.
“No tocar el laúd o cualquier otro instrumento que pueda ir en prejuicio de su vecino de mesa (a menos que mi señor así se lo requiera)”.
“No ha de poner el dedo en la nariz ni en la oreja mientras está conversando”.
“No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor)”.
“No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes ni jugar con sus cuerpos”.
No ha de golpear a los sirvientes a menos que sea en defensa propia”.
“Si ha de vomitar, debe abandonar la mesa”.
Sin duda uno de los grandes “inventos” de este genio, en el ámbito del protocolo gastronómico, fue la SERVILLETA.
Da Vinci se permitió también darnos una buena recomendación: “NO TE LIMPIES LAS MANOS EN EL CONEJO”
“La costumbre de mi señor Ludovico de amarrar conejos adornados con cintas a las sillas de los convidados a su mesa, de manera que puedan limpiarse las manos impregnadas de grasa sobre los lomos de las bestias, se me antoja impropio del tiempo y la época en que vivimos. Además, cuando se recogen las bestias tras el banquete y se llevan al lavadero, su hedor impregna las demás ropas con las que se lava.”
“Tampoco apruebo la costumbre de mi señor de limpiar su cuchillo en los faldones de sus vecinos de mesa.
¿Por qué no puede, como las demás personas de la corte, limpiarlo en el mantel dispuesto con ese propósito?
Mi señora Beatriz tiene costumbres más delicadas: usa guantes blancos en sus manos y se los cambia tres veces en cada comida. Yo desearía que todos fueran como ella”
Si, tal y como podéis leer, se tenía la insana costumbre de limpiarse las manos sobre la piel de conejos vivos, Da Vinci decidió hacer algo para solucionar este tema:
Formas de plegar la servilleta.

Al inspeccionar los manteles de mi señor Ludovico, luego que los comensales han abandonado la sala de banquetes, hállome contemplando una escena de tan completo desorden y depravación, más parecida a los despojos de un campo de batalla que a ninguna otra cosa, que ahora considero prioritario, antes de pintar cualquier caballo o retablo, la de dar con una alternativa.
Ya he dado con una. He ideado que a cada comensal se le dé su propio paño que, después de ensuciado por sus manos y su cuchillo, podrá plegar para de esta manera no profanar la apariencia de la mesa con su suciedad. ¿Pero cómo habré de llamar a estos paños? ¿Y cómo habré de presentarlos?
Leonardo no volvió a mencionar su propuesta de una servilleta, fue Pietro Alemanni, el embajador florentino en Milán, quien se vuelve a referir a ella en uno de sus informes, con fecha de julio de 1491, a la Signoria de Florencia:
“Como Sus Señorías me han solicitado que les ofrezca más detalles de la carrera del maestro Leonardo en la corte del señor Ludovico, así lo hago.
Últimamente ha descuidado sus esculturas y geometría y se ha dedicado a los problemas del mantel del señor Ludovico, cuya suciedad -según me ha confiado- le aflige grandemente. Y en la víspera de hoy presentó en la mesa su solución a ello, que consistía en un paño individual dispuesto sobre la mesa frente a cada invitado destinado a ser manchado, en sustitución del mantel. Pero con gran inquietud del maestro Leonardo, nadie sabía cómo utilizarlo o qué hacer con él. Algunos se dispusieron a sentarse sobre él. Otros se sirvieron de él para sonarse las narices. Otros se lo arrojaban como por juego. Otros, aún envolvían en él las viandas que ocultaban en sus bolsillos y faltriqueras. Y cuando hubo acabado la comida, y el mantel principal quedó ensuciado como en ocasiones anteriores, el maestro Leonardo me confió su desesperanza de que su invención lograra establecerse.
Y además, en esta misma semana, el maestro Leonardo ha sufrido otro contratiempo en la mesa. Había ideado para un banquete un plato de ensalada, con la intención de que el gran cuenco fuera pasado de una persona a otra, y que cada uno tomara una pequeña cantidad de éste. En el centro había huevos de codorniz con huevas de esturión y cebolletas de Mantua, cuyo conjunto estaba dispuesto sobre hojas de lechuga de aspecto suculento provenientes de Bolonia y también rodeado por ellas.
Pero cuando el sirviente lo presentó ante el invitado de honor del señor Ludovico, el cardenal Albufiero de Ferrara, éste agarró todo el centro con los dedos de ambas manos y con la mayor diligencia se comió todos los huevos, todas las huevas, todas las cebolletas; luego tomó las hojas de lechuga para enjugar su cara de salpicadura, y volviólas a colocar, así deslustradas, en el cuenco; el cual, al no ocurrírsele otra cosa al sirviente, se ofreció luego a mi señora d’Este. El maestro Leonardo permanecía junto a él grandemente agitado por lo ocurrido y se me ocurre que su cuenco de ensalada no se presentará en la mesa en muchas más ocasiones”.
El debate se centra en la siguiente cuestión ¿realmente existe este Códice? en caso de existir ¿fue Leonardo Da Vinci el autor?
Todas estas anécdotas las podemos encontrar en un libro que vio la luz hace unos años, que incluye un montón de temas curiosos.


Realmente curioso, ¿no?